miércoles, 14 de abril de 2010

Vergüenza perdida

El escándalo de los USB perdidos parece una broma. Una de tantas que las autoridades nacionales tienen acostumbrados a los peruanos. Luego de escuchar la conversación Rómulo León/Alberto Químper y descubrir la relación con autoridades del poder ejecutivo, todo indicaba que no se suscitarían más problemas con el gobierno de turno. Error. Se pierden esta documentación que podría dejar sin mácula -o no- a ex ministros, congresistas y sobre todo, al partido del presidente Alan García.

No hubiera problema si es que se olvida cuánto tiempo ha estado incautado este material informático. Este fue decomisado el 9 de enero del 2009 a Giselle Gianotti, relacionista pública de Business Track y actualmente una de las más prestas a declarar sobre esta desaparición de información. Luego de algunos días, la jueza María Martínez ordenó el envío del material y este llegó el 23 de febrero de ese año. En ese lapso, la adulteración de la información es una posibilidad. Conociendo la burocracia de nuestro país, es casi un hecho.

Al parecer la manipulación se concretó. Luego de que el Poder Judicial indicaba que el material incautado había sido recibido en sobres lacrados, el 14 de mayo del año pasado se descubrió que se había borrado varios archivos. Uno es testigo de ese acontecimiento y piensa que el poder Judicial actúo como el perro del hortelano: no dejó investigar a los medios ni tampoco se preocupó en realizar un trabajo exhaustivo en el caso “chuponeo”.

La nueva pérdida sucedió en marzo del año actual. Dos Usbs con 592 archivos fueron robados. Entre los datos que están contenidos en el material diminuto, están conversaciones que nunca se hicieron públicas. Lo que empezó como una broma a las que están acostumbrados a jugar las autoridades de nuestro país empezó a caer mal: la semana pasada, se verificó que no había información en las copias “espejo” de los USB robado. Ahora ¿Quiénes fueron los culpables?
Cada institución del estado se tira la pelota, y en donde se evita “hacer el gol”.

Por un lado, se acusa a María Martinez, la jueza quién ordenó envío del material al Poder Judicial. También se señala al presidente del Poder Judicial, Javier Villa Stein, quién recrea su propia versión sobre las cajas lacradas fueron descubiertas como manipuladas recién en el mes de mayo último.
También como mencioné, Giselle Gianotti declaró para despejar cualquier duda de que esté involucrada en la manipulación del material informático. En su intento de colaborar, menciona que hubo conversaciones entre Rómulo León y Jorge del Castillo. Afirmación cierta o no le sirve para que el dedo acusador no vaya sobre ella.

Si uno ve a los involucrados y sus deseos de opinar, uno percibe la ausencia de nuestro presidente. Una autoridad clave porque él también haber sido “chuponeado” mas no parece preocuparle. Quizá él tome la ineficacia para la resolución de este proceso como algo sin importancia. Y es que ser sinvergüenza no es un delito.

Jaime Alata Ysidro

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