miércoles, 28 de abril de 2010

El Niza, la meca del perreo en Lima

Hace más de dos años atrás todos los domingos, y sin faltar uno solo, el Niza abre su entrada principal desde las tres de la tarde para recibir a cientos de jóvenes entre los catorce y veinticuatro años. Chicos y chicas que van a pasar la tarde para chonguear, bailar y, sobretodo perrear.
Cuando uno hablaba de reggaetón hace cinco años atrás inmediatamente lo asociábamos con el perreo. “Ese baile feo y cochino”, decíamos. Ahora ese ritmo se ha vuelto indispensable hasta en la discoteca más ficha de Miraflores o Asia. Hoy ya no asociamos el reggaetón con el perreo o simplemente nos hacemos los locos. Cada quien baila como le da la gana. Sin embargo, este “ritmo peligroso” a calado cada vez más en nuestros gustos musicales. ¿Por que? No lo sé. Lo que sé es que desde que el reggaetón ha llegado al Perú (desde el 2003), junto con este ritmo se ha creado una nueva cultura popular: Llamémoslos los perreódromos de los conos de Lima. La discoteca “Kápital” en Comas. “Honey” en Los Olivos, más tarde en el centro de Lima “La Calle Ocho” y “Los Botes”. Todas con el común denominador de tener público muy joven, abrir sus puertas por las tardes y funcionar los domingos.
La primera sensación al entrar en el Niza es similar a la que uno siente al entrar a la cámara caliente de un sauna. La temperatura cambia drásticamente desde que uno cruza el umbral de la entrada principal. Afuera hace frío y uno lleva chompa, adentro hay que sacarse la chompa inmediatamente. Unos seiscientos jóvenes hacinados están bailando al ritmo del reggaetón. No se ve nada; pasas del claro del la tarde a la penumbra instantánea. Poco a poco recuperas la visión. Al fondo ves el escenario; en él, “Giorgio Gentita”, el animador de los domingos de matinée en el Niza.
-¿Dónde esta la gente de Universitario?-grita Giorgio al público.
Menos de la mitad de la discoteca hace ruido ante la pregunta del animador. Luego, después del bullicio vuelve a preguntar.
-Y, ¿dónde esta la gente de la Alianza?
Sí, más de la mitad de los jóvenes reacciona con un griterío ante la pregunta del animador.
-¡Vamos Boys!- grita ahora y se pone serio.
Esta vez no hay ruido más bien pocas pifias, y más risas burlonas. El Niza a diferencia de los otros perreódromos no está en ningún cono ni en el Centro de Lima. El Niza está ubicado en el corazón de Lima: en Lince. Gente de Pueblo Libre, San Miguel, Magdalena del Mar, La Victoria, Breña, Cercado de Lima y, como no, del Callao; llenan el local. Es decir, todo Lima se concentra ahí. Incluso, no son pocas las personas que vienen de San Juan de Lurigancho y desde Chorrillos. “Giorgio la Gentita” da arengas al Sport Boys porque sabe que hay mucha hinchada dentro del local que sufre con la bajada del equipo a la segunda división.
En la wikipedia dice que el baile del perreo es algo así como que chico y chica flexionan las rodillas ella menea la cadera y él tiene movimientos sueltos. La chica provoca al chico con sus movimientos sensuales de cadera. ¡Nada de eso! Así no se perrea:
-Balia, amiga- le grita fuerte un muchacho como de veinte años. Lleva bermuda a cuadritos y polo gris. La chica no tiene más de dieciséis años. Lleva media cola. Es pequeñita pero rellena. Tampoco tiene un cuerpazo, pero digamos que ese top celeste y ese pantalón de licra, la hacen ver algo sexy. Se llama Katia esta de espaldas apoyada en una baranda de donde se ve la pista de baile en el primer piso. Todo el segundo piso es como una tribuna cercada por una baranda inmensa, desde la que se puede ver el escenario y parte del primer piso de la discoteca. Ni siquiera le ha visto bien la cara. Él la toma de la cintura y ella, al compás del perreo, se deja caer hasta quedar en posición canina. Así, en cuatro patas, se menea de derecha a izquierda de izquierda a derecha, de derecha a izquierda. El hombre no la suelta de las caderas ni un segundo. Acá no se están rozando; se están frotando. Solo cuando la música se pone más rápida y violenta, cambian de ritmo: ella se queda inmóvil y él le da de adelante hacia atrás de atrás hacia delante infinitamente más rápido que el meneo anterior. Cualquiera sabe bailar perreo.
Katia vive en Los Olivos. Le pregunté por qué se viene desde allá si por ahí está el “Honey” su respuesta: “Es que ya no pone como antes.” Katia va a los perreódromos desde que tenía quince años. Al Niza viene casi todos los domingos recién desde este año. Dice que el Niza es mejor porque el DJ es mejor y además a ella no le gusta la electrónica y allá la intercalan con el reggaetón.
Los domingos en el Niza solo hay dos ritmos, reggaetón y salsa. Después de un breve silencio empieza la salsa. “Torbellino de amor…” Como por arte de magia todos los chicos se despegan de las chicas. Con la salsa todo cambia. Están secándose el sudor unos, otros ni ven a su pareja y se van al baño, cuando son enamorados (por que también van en parejitas) las chicas giran ciento ochenta grados para ver a sus enamorados. Algunos. Pocos bailan salsa. Para ir al baño hay que pasar por decenas de obstáculos humanos que caminan en fila india por el único espacio dónde se puede transitar. Alrededor de las siete de la noche ya no cabe un alfiler en el local. Acabó Torbellino de Amor, el Dj Maicol Mora pone dos salsas más. Acabaron las salsas y ahora silencio. Una música cual la guerra de las galaxias, rompe el silencio. El local está más oscuro y las luces simulan una verdadera guerra interplanetaria.
-¡Ya llega la hora del perreo sandunguero!- grita el animador mientras cambia el tono de la música a reggaetón. – ¡Una hora de puro reggaetón!- Luego saluda al público y empieza a hacer bromas un poco huachafas pero la gente está animada y le sigue la corriente:
-¡Esas chicas vírgenes, un grito!- la mayoría grita. -¡Calla, cachera!-dice luego señalando a cualquier lado del público.
El reggaetón ha empezado otra vez. Las chicas están siempre apoyadas en las barandas que separan la pista de baile y la zona donde deberían estar las mesas (mesas y sillas están arrumadas al fondo del escenario de la discoteca). Los chicos rápidamente van a sacar a bailar. La mayoría acepta. Haciendo cálculos, por cada tres chicas hay cinco varones. Así que muchos se quedan simplemente observando, observando y esperando. Otros en cambio van por toda la discoteca buscando a las últimas chicas disponibles. Suben y bajan el primer piso.
Acá solo venden cerveza y en jarras de plástico. Es de suponerse ya que no hay mesas. Estoy caminado por la disco y pateo una de estas jarritas. Están por todos lados. Hay un hombrecito que se pasea por todo el sitio recogiéndolas. A diferencia de las discotecas normales, el negocio del Niza no está en vender licor. Esto es evidente por que aquí nadie esta ebrio nadie toma más de dos jarras y en grupo.
Acaba la música y “Goirgio la Gentita” habla otra vez:
-¡Quiero tres chicas atrevidas que suban al escenario!
En el escenario están tres chicas que han subido voluntariamente a concursar. Es la hora del concurso de “Latarima”. JuanitoStyle es el dueño de LaTarima, una página web que auspicia a una serie de Disk jockey y animadores que están en el negocio del reggaetón en este tipo de eventos. Juanito y Giorgio se conocieron en una de estas discotecas. Fue Giorgio, el animador del Niza, quien conversó con los dueños de la disco para que Latarima les hagan la publicidad dentro del lugar. Ahora hacen lo mismo en el Honey y en la discoteca “Latin House”(los botes). Juanito graba todos los concursos de las chicas del Niza y los publica vía Youtube en la página de Latarima.
Las chicas han bailado, Giorgio les ha subido la falda, les ha convencido de mostrarse en brasiere al público. Una de ellas ganaría tres jarras de cerveza y entradas gratis para el próximo domingo. El concurso ha sido interrumpido y declarado el empate porque abajo en la pista de baile hubo una pelea. Cual profesor de secundaria “Giorgio la Gentita” ha dado por finalizado el concurso.
El “bailoteo” termina alrededor de las 10 de la noche; son las 8 y media, sudo a chorros y creo que he visto bastante. Decido irme del lugar. Afuera es otro espectáculo: decenas de chiquillas en prendas diminutas salen de la discoteca, piropos, silbidos, hasta insultos las acompañan hasta sus paraderos. ¡Basta de reagaeton! Decido caminar a casa; enciendo un cigarrillo, prendo el mp3 y pongo un buen rock en inglés.

Pedro Melgar.

3 comentarios:

  1. JAMAS PENSÉ ENCONTRAR ESTO, Q BUEN ENSAYO O COMO SE LLAME, PERO A MI ME GUSTA LA SALSA Y EL REGGAETÓN, ES EVIDENTE Q ME ABURRIRÍA EN UN SALSÓDROMO PERO TMB ME ABURRIRÍA BAILAR PERREO A CADA RATO, POR ESO NIZZA ES UNA BUENA OPCIÓN!!!

    ResponderEliminar
  2. niza es asi .. lo voy a subir a latarima tu post.

    ResponderEliminar