miércoles, 7 de abril de 2010

Camino cerrado

Resulta increíble la negligencia con la que trabajan algunas personas. La pérdida de dos USB que contienen información del caso Business Track, la supuesta eliminación y manipulación de sus archivos y la persistencia del Presidente del Poder Judicial, Javier Villa Stein en negar dicha desaparicón, hace que nos formulemos algunas preguntas. ¿Cómo es posible que alguien haya podido sustraer estos dispositivos con tanta facilidad? Sí acaso hubo alteración o borrado de archivos ¿a quién favorece esto? Y ahora ¿qué hacemos? ¿Cómo corroboramos la información que había originalmente en cada USB?

Para empezar, la seguridad del recinto donde se encontraban guardados estos dispositivos era técnicamente inaccesible para cualquiera. ¿Cómo es posible que a la 1:00 a.m. del 4 de mayo de 2009 alguien haya podido escurrirse y acceder a los USB? Pensar en un trabajo interno resulta lo más lógico. Además resulta escandaloso que después de más de un año salga a la luz esta información, quisiera saber, al igual que ustedes ¿Qué se ha hecho en los pasados diez meses?

Desde la perspectiva del Poder Judicial una de las más beneficiadas con esta pérdida fue Giselle Gianotti, funcionaria de Business Track. Eso sin mencionar que los 592 documentos desaparecidos podrían aliviar la situación de otros personajes del entorno político, tal como es el caso del Ministro de Defensa, Rafael Rey.

El jefe de la Oficina de Control de la Magistratura (Ocma), Enrique Mendoza sostuvo que la Ocma se vio obligada a abrir una investigación por la pérdida de dicho material, pese a que el presidente del Poder Judicial, Javier Villa Stein, negó estas irregularidades la semana pasada. Mendoza agregó que el caso está siendo investigado por la jueza María Martínez y su equipo de jueces e investigadores técnicos.

Después de comprobar la eliminación y manipulación de archivos de los USB. Se decidió que se debía comparar la data de los dispositivos con las copias espejo. Estos elementos fueron creados y lacrados (cerrados herméticamente), en la presencia de los abogados de Gianotti y de representantes del poder judicial, como respaldo por si algo le pasaba a los dispositivos originales. Claro, uno puede pensar entonces ¿por qué se ha hecho tanto problema al respecto, si existe una copia de seguridad con la que se pueden contrastar el contenido de los USB?

Valgan casualidades, los discos espejo que contiene la información de ambos USB no fueron entregados a la jueza Martínez el 24 de febrero de 2009, junto al resto de copias espejo. Sino que recién fueron trasladados el 25 de noviembre del año pasado. Obvio, esos disco también estaban lacrados, la jueza los recibió y no notó ninguna anomalía, es más todo hubiese hecho considerar a cualquiera, que todo estaba en orden. Pero eso no es parte de la realidad.

A penas ayer, la magistrada Martínez descubrió que personas extrañas tuvieron acceso y manipularon los discos espejo de los USB robados. Estas y otras conclusiones se han extraído, luego de que durante el proceso de deslacrado (apertura) de los dispositivos, se encontraran ciertas inconsistencias. Primero que la envoltura que escudaba la copia espejo sólo tenía las firmas de cuatro policías, entre ellos el comandante Raúl del Castillo y el mayor Luis López.

Estos discos no tenían, a diferencia del resto, las rúbricas de Milla ni de los abogados de Giselle Gianotti. Obviamente uno de los principales responsables de esta (más que posible) adulteración es Walter Milla, pues fue él quien tuvo la copia espejo durante los nueve meses, que tardó en llegar a manos de la magistrada Martínez.

Martínez concluye que “en consecuencia, ya no se podrá saber con certeza qué audios y correos electrónicos comprometedores para políticos y empresarios adinerados contenía realmente ese material”. Es una realidad lamentable, ya que muchas personas no podrán ser procesadas. Resulta indignante pensar cuantos personajes políticos y empresarios quedarán libres de polvo y paja. En fin, este tramo nos ha llevado a un callejón sin salida, dónde las respuestas se hacen escasas y las preguntas abundan

No es la primera vez que un caso que trasciende la sociedad peruana se echa a perder por las pruebas. Es una constante que se repite, sino no son las pruebas físicas las que se manipulan o extravían, son los cambios en las declaraciones de último momento o en el peor de los casos la desaparición de testigos clave. En el Perú siempre hay salida para no enfrentar a la ley. Sólo hace un poco de imaginación para salir bien librados y también somos conscientes de toda la imaginación que puede tener un peruano.

Poco o nada será posible hacer para resolver algunos de los misterios del caso Business Track, tal vez queden ocultos para siempre y que con el correr del tiempo vayan siendo olvidados de la memoria de la sociedad cuando se destape otro escándalo. Ojala el Perú tuviera mejor memoria, ojala en un futuro no muy lejano se respeten los procedimientos, que se trabaje lo que se debe y que se cumplan las responsabilidades que a cada quién le competen. Ojala el Perú no tuviera sólo memoria de corto plazo.

Augusto Villarroel

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