miércoles, 28 de abril de 2010

Presione START para iniciar el pacto

Luego de la Guerra fría, cuesta creer el tratado firmado entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia con respecto al desarme nuclear. Dos décadas atrás, sería inimaginable que se establézcanla concertación entre ambas naciones. En el 2010, las firmas de Obama y Medvédev propicia bienestar y supone que estamos más lejos de solucionar problemas bilaterales con recursos bélicos.
START-3 es el nombre que ha sellado el documento entre los jefes de Estado a inicios de abril del presente año. Tal nombre fue adjudicado luego de 19 años, que se bautizará el primer proyecto START-1. El primero venció el año pasado y un nuevo diálogo comenzó. “Basta de palabras de palabras” es la frase con la que el presidente estadounidense sentencia las nuevas bases de la carrera armamentista. Tal manifestación populista sólo será efectiva cuando se vean resultados. Por ahora, la gente sólo debe conformarse con ver a dos mandatarios firmar un papel y estrecharse las manos.
Entre los acuerdos planteados se acordó reducir el límite de las ojivas atómicas, y la visita de ambos jefes de estado a respectivas naciones. Obama incluso ha exhortado a Medvédev a establecer un nuevo diálogo con respecto a la defensa antimisiles. Tanta amabilidad se explica porque el país norteamericano comparte con el ruso el 90% de poder armamentista en todo el mundo. Suficiente motivo para “hablarse bonito”.
Tanta amabilidad tiene sus condiciones y el presidente ruso ha indicado sus condiciones para que este acuerdo cumpla con ciertos parámetros. Según sus palabras, la concertación será viable si Estados Unidos no aumenta ni cuantitativa ni cualitativamente su arsenal de defensa antimisiles. El quid del asunto es que para Obama, START-3 significa continuar con el proceso de verificación e inspección que acabó cuando caducó el START-1 (en Diciembre del año pasado).
El conflicto de intereses debería reducirse a una sola preocupación de ambos jefes de Estado: el material radioactivo en manos de organizaciones subversivas, capaces de tomar un país. Después del atentado en Rusia en abril de este año y que Estados Unidos recuerde de manera continua el 11 de setiembre. Ambos países saben que no es conveniente que el material bélico esté en posesión de grupos terroristas. Sobretodo por cómo ha avanzado la calidad del armamento. Para una muestra está el RS24. Segùn el jefe de las Fuerza Estratégicas de misiles de Rusia, es comparable a 250 bombas de Hiroshima en un sólo misil.
Pareciera que el avance tecnológico va de la mano con un instinto genocida que las autoridades de esos paìses tienen en su sub-consciente. Sólo así se explica el deseo feroz de producir armas. Si bien no significa un retroceso en las relaciones coordiales entre naciones, sí sería un indicador de supremacía de una sobre las otras.


Jaime Alata Ysidro

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