martes, 27 de abril de 2010

"Si huele a mierda, es que habrá plata"

"Mujeres, sol y pescado. Eso es lo que más abunda en Chimbote" - Pablo B.(1963)

Ciudad portuaria del norte del Perú, capital de la provincia ancashina de Santa y del distrito de Chimbote. Por donde se le mire es un contraste y, a la vez, por dónde se le mire nos muestra las yagas de avatares históricos furtivos, de sincretismo y desgaste

Su cercanía con los nevados y el mundo andino es quizá la explicación a su estado actual. Bajando por la carretera del Cañón del Pato, atravesando aproximadamente 36 túneles, uno de los contrastes empieza a manifestarse. El frío que va quedando atrás se entremezcla con el bochorno que nos espera. Las cumbres nevadas sucumben ante los desiertos. El paisaje es lunar.

Por lo general, se piensa que la ciudad de Chimbote es poco atractiva. En gustos se puede discutir, pero no creo que el constante ambiente festivo no sea llamativo para cualquier foráneo. La satisfacción de tomarse una cerveza en alguno de los muchos bares que circundan la plaza (o tomarse una en la plaza misma) es el aliciente perfecto para explorar más que someramente la ciudad.

Una de las “yagas” que nos golpea en el mismo lugar en el que podemos gozar de una gran satisfacción es ver a mozuelos entre 16 y 25 años, cariñosos de alquiler, inundando la plaza, camuflados en su edad y su vergüenza.

Fue quizá el día en que Banchero decidió instalar su primera fábrica de harina de pescado allá por los años sesenta cuando, como mencionara Augusto Rubio, “Chimbote se jodió”. Al entrar a la ciudad, fuera del contraste entre frío/calor, lo más resaltante “al olfato” es el hedor producido por las refinerías de harina de pescado. Juan me dice, mientras me tomo la cerveza en la plaza que: “si huele a mierda, es que habrá plata”

Las calles y los mares de Chimbote no son los mismos luego del "boom pesquero". Una vez que empezó a funcionar la "Florida", una a una fueron abriendo otras fábricas. Empezó a llegar gente del ande, del extranjero, de todas partes y ser armó la ola migratoria, la contaminación ambiental y el pandemónium más grande que haya existido jamás en el Perú. Las vagas están ahí, el mar no resiste más pesca del tamaño de aquellas épocas. Se viró a la agroindustria. El vivero es un gran atractivo.

Los centros de diversión, el alcohol, los burdeles, la corrupción, negocios negros y hasta narcotráfico llegaron en barco al puerto de Chimbote, se adentraron a la ciudad y la marcaron "idiosincráticamente".

Calles cerradas, calles sin sentido, calles no pensadas: desorden arquitectónico. Este crecimiento implicó, además, la llegada de comerciantes y servicios que hicieron del crecimiento de la ciudad caótico y desproporcionado.

Veo reconstrucción, veo ganas de volver a empezar. Están reconstruyendo la bahía y remodelan los edificios municipales. Pero la ciudad aún huele a mierda.

José Barreto.

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