jueves, 10 de junio de 2010

YO TE INDEMNIZO… (Castigos cariñosos)

El mundo se escandaliza por los aspavientos de Obama y sus intentos de “patear culos” y considera que eso no es suficiente. Pero, ¿no se indignaría si destruyeran su casa y como reparación le ofrecieran el equivalente a recuperar su juego de vajillas? En un panorama similar se encuentran cuatro estados americanos: Lousiana, Florida, Alabama y Mississippi.

Hace ya cincuenta días explotó una plataforma petrolífera en el Golfo mexicano lo cual ha generado la peor catástrofe medioambiental de la historia de Estados Unidos. Diariamente se vierten más de 3’400 toneladas de petróleo. Hasta la fecha, a pesar de haberse reducido la cantidad de emanación, esta no ha cesado.

En estos casos, la única solución posible es demandar a los responsables. Sin embargo, en 1990, en Estados Unidos se aprobó la Ley de Contaminación con Petróleo, que establece un límite de 75 millones de dólares como reparación. En esta ocasión, sólo el estado de Florida necesita por lo menos 10 mil millones.

Ahora bien, la suma establecida por la ley nos puede parecer una verdadera sanción para las empresas petroleras. Pero si comparamos cifras, nos daremos cuenta que 75 millones de dólares no constituyen ni el 1,3% de las utilidades trimestrales de la British Petroleum. Esta suma, en realidad, nunca acabará de hacer efecto en las arcas de estas compañías.

El senador Robert Menéndez, demócrata de Nueva Jersey, presentó un proyecto de ley para elevar el tope de la responsabilidad económica por daños y perjuicios a 10 mil millones de dólares, y denominó al proyecto de ley “Ley de Prevención del Rescate de las Grandes Petroleras”. Pero, en realidad ¿quién decide el monto necesario para resarcir este tipo de catástrofes? ¿Cuál sería el baremo para establecer un monto? La respuesta más racional debería ser que el monto se establezca con relación al daño ocasionado, pero ¿qué empresa petrolera aceptaría tal acuerdo? Como fuere, en un panorama favorable en el que las empresas accedan a ello, los daños medioambientales están a años luz de obtener algún tipo de “indemnización”.

Claudia Lobatón
Jaime Alata
José Barreto

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