martes, 22 de junio de 2010

Dia del m/padre

Cada tercer domingo de junio se celebra en nuestro país el día del Padre. Esta fecha se ha vuelto muy simbólica por toda la presión que le da el consumismo, como para cada fecha que se hace masivamente celebrable, pero este año tiene además una razón agregada.

Este año, como cada cuatro años en este mes, es muy grato para esos seres que colaboraron a nuestra existencia con el traspaso de sus cromosomas. Es el mundial de fútbol, deporte que es vanagloriado por la inmensa mayoría de papás peruanos, una de sus principales pasiones y el motivo del expiro de su aliento. Con tal motivo el mercado explota mucho más los deseos de consumismo a través de los suvenirs, las ofertas y los concursos, aliviando, para las que somos hijas de fanáticos, la búsqueda del regalo perfecto.

Recuerdo que en épocas de colegio esta fecha coincidía con el aniversario del Cusco –donde yo residía -y por lo tanto era más importante recordar a los incas y su imperio, con danzas y fiestas, que hacer un agasajo especial para el “rey de la casa”. Es más, se debía asumir de cierta manera que esos agasajos debían ser disfrutados por los señores patriarcas de sus casas.

Pero en medio de cada tipo de celebración, que finalmente es un asunto muy particular desde los hogares hasta las localidades; hoy hay muchas familias que no cuentan con este señor. Esa figura varonil con funciones poco claras y a veces hasta autoritarias en el hogar. Por eso, en el día del Padre, esas hijas fruto del mismo intercambio de cromosomas, dicen otra vez feliz día mamá, porque ha sido la mujer que desde su vientre las vio nacer y no las deja jamás.

Si bien las madres solteras tienen mucho tiempo de existencia, ese saludo a la madre en el día dedicado a su supuesto acompañante, es mucho más claro y libre hoy. No en la publicidad de las tiendas ni la de de los medios donde el consumismo se muestra conservador. Sin embargo, si como una sonrisa un pulgar en alto como aprobación en las redes sociales.

Entonces un feliz día para ese ser que ha dado protección, disciplina, complicidad y sin importar donde esté, cómo lo pase, y ni siquiera si es del sexo que dios de dio a José.

Paloma Venero

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