miércoles, 16 de junio de 2010

El fútbol en el Perú: ¿algo por lo que ya no vale la pena vivir, morir?

La identidad en estos tiempos

Soy mujer, no sé desde cuando se juega fútbol ni cuando llegó a Perú ni si Maradona después de todos los desastres de su vida sigue siendo el rey del balompié. Lo que sé es que cuando veo un gol de la selección nacional sí puedo saltar y gritar como no lo he hecho ni por la Liga Española ni por la Champions League. Yo le llamaría nacionalismo, perdón patriotismo. Y es que a pesar de toda la globalización actual no hay algo tan fuerte que me haga olvidar el cariño de la tierra donde nací.

Pero es importante recordar que aunque luego del Argentina 1- Perú1, donde reivindicamos de alguna manera - no completa- el 6-0 de hace tantos años. “Un empate con sabor a triunfo” con ese 1-1 la selección volvió a recordarnos que el amor a la camisera solo queda si es que les pagan. Ahí es donde la idea de un país nuestro, o el pertenecer a un país, aparece por la “representatividad” del fútbol. Frente a este por un momento las injusticias, deudas y los problemas desaparecen para que nuestro aliento llegue a la cancha y sean 28 millones de corazones los que jueguen, como decía una propaganda de Coca Cola.

Pero como dije al principio el fútbol no es nuestro. Llegó o lo trajeron, y sin embargo, hoy es la razón por la que fuera de la cancha todos –la gran mayoría - sin saber leer o escribir o con cinco maestrías y tres carros nos detenemos ante un televisor en la calle o cómodamente delante del LCD, con la camiseta puesta para recuperar la ilusión del triunfo anhelado. Pero ¿es acaso la selección o la camiseta lo que nos da la identidad o el sentimiento de pertenencia al Perú? Es acaso que con decir “soy hincha de la selección peruana”, decimos soy peruano.

¿Podemos sentir resuelta la pregunta de quiénes somos solo por apoyar a la selección? No, pero eso responde a la inseguridad que nos dejó la modernidad al darnos un individualismo que hoy busca aferrarse de todo a su paso. Busca aferrarse para poder identificarse en un colectivo -¿libremente o por necesidad?- porque siempre será más fácil seguir al rebaño que “atreverse a pensar por sí mismo” como decía Descartes.

Es así por otro lado que todos nos acordamos en octubre del Cristo morado y el turrón de Doña Pepa, porque son orgullo de nuestra tierra, pero posiblemente el 31 sí festejemos Halloween para estar a la moda. O después de ver a la selección perder despertemos del sueño iluso (a este paso sí) de llegar al mundial y sigamos gritando desaforadamente por el Barça o el Chelsea.

Será que la globalización nos cambia de identidad a su antojo o preferirá que seamos tan permeables para acapararla completa. Pues, nos aferramos de todo por no sentirnos aislados o defendemos solo lo que parece representarnos. Sufrimos de falta de pasiones agudamente, porque no las conocemos todas, ahora hay tantas que es difícil elegir o todas ya perdieron su valor.

Aunque ni por muy hinchas y soñadores que lleguemos a ser la felicidad de ver al Perú en un mundial no nos duraría tanto. Cuando termine el furor futbolero, si lográsemos ir, llegar a esa gran cúspide solo nos recordaría todo lo que nos sigue faltando y nos compararíamos con los países que siempre van al mundial y que están mejor que nosotros. Será que el desencanto de la selección es lo que nos deprime un año más o es más bien el desencanto del mundo; ese que se da por el individualismo, que nos ha dejado solos sin saber cómo encontrarnos ni cómo mirar a los demás.


No importa tanto para muchos descubrir estas repuestas, pues nuestro aliento y nuestra identidad volverán a ser peruanos cuando la selección juegue contra Brasil. Y si no le ganamos -porque todos estamos juntos jugando- y solo llegamos a un inesperado empate volveremos a gritar llenos de alegría y esperanza por el sueño de la copa mundialista. Tomando chicha morada, un pisco sour, una Cusqueña o una Pilsen acompañadas de anticuchos y sus picarones con miel de chancaca y de fondo musical el ritmo de una cumbia o una marinera.

Paloma Venero Cruz

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